Sobrevivir juntas a la violencia contra las mujeres

¿Cómo van los estados en el reconocimiento de la violencia vicaria?

Estados reconocen la violencia vicaria en sus leyes

Estados no la identifican aún.

Estados la consideran violencia contra las mujeres.

Estados la catalogan como violencia familiar.

Iniciativas aprobadas a nivel federal en la materia.

Reconocer la violencia vicaria no basta para garantizar justicia

Miriam Vázquez vive en el municipio de Huauchinango, en Puebla. En marzo pasado su agresor, Ramón Caro, sustrajo a 3 de sus 4 hijas y se las llevó a Tijuana, Baja California, a pesar de que sólo es padre de 2 de las niñas.

Así que tuvo que recurrir a colectivos de desaparecidos de la entidad y protestar afuera de la Fiscalía General de Justicia de Puebla para que la ayudaran a localizar a sus hijas. Sólo así la escucharon, ya que intentó denunciar desde 2021, cuando se convirtió en víctima de violencia vicaria, pero en el Ministerio Público sólo la revictimizaron.

Su agresor devolvió a las niñas, luego de la protesta y en agosto regresaron a Puebla. Sin embargo, no se las entregaron a Miriam porque su agresor la acusó de consumir sustancias ilícitas y de violentar a las niñas. Las denuncias de él sí las aceptaron

Miriam tiene miedo de convertirse en víctima de feminicidio y que sus hijas se queden solas. Su agresor se aprovechó de que uno de sus hermanos es juez para seguir en libertad.

Ello a pesar de que en Puebla, la violencia vicaria está reconocida en la ley; sin embargo, no es suficiente para que las víctimas accedan a la justicia.

Sí se puede obtener justicia...pero ¿cómo?

A pesar de que las madres que han sufrido violencia vicaria se enfrentan a varios obstáculos para acceder a la justicia, el pasado 24 de octubre una jueza de Puebla realizó la primera vinculación a proceso de un agresor vicario en América Latina.

Lo que devolvió la esperanza a las víctimas, sobre todo a aquellas que tienen varios años sin convivir con sus hijos e hijas. El caso también sirvió para mostrar que las instituciones y los servidores públicos que las integran desempeñan un papel fundamental en los casos de violencia vicaria; ya que si no aplican la perspectiva de género y tampoco consideran la violencia estructural que viven las mujeres al momento de juzgar, las madres difícilmente lograrán acceder a la justicia.

Andrea Lezama, la víctima de violencia vicaria que consiguió que aprehendieran a su agresor, aseguró que fue un logró de todas las mujeres que la acompañaron en su lucha por recuperar a su hijo y es un antecedente en beneficio de todas.

Las redes de apoyo lo son todo ante el abandono institucional y familiar que sufren las víctimas de violencia vicaria y entre ellas las han entretejido mediante la creación de organizaciones y colectivas.

Ellas se acuerpan, apoyan y sostienen cuando nadie más lo hace, incluso comparten sus experiencias para construir rutas que les permitan a todas acceder a la justicia y son quienes se han encargado de exigir la creación de leyes que las protejan a ellas y a sus hijos.

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