Desinformación, miedo e incertidumbre son factores que acompañan la ruta de miles de mujeres y personas gestantes migrantes que año con año cruzan la frontera sur de México con el objetivo, en su mayoría, de llegar a Estados Unidos.
Ante este panorama, diversas preguntas resuenan: ¿qué pasa con sus derechos sexuales y reproductivos?, ¿y el acceso a los servicios de salud?, ¿se les garantiza la menstruación digna? Sobran las respuestas negativas.
La asociación Las Vanders, que se dedica al acompañamiento de personas migrantes, señala que entre los principales obstáculos a los que se enfrentan las mujeres y personas gestantes en movilidad en materia de acceso a la salud integral están los requisitos solicitados para la atención de primer nivel, es decir, en clínicas, centros de salud. Esto va desde algo tan ‘simple’ como tener una Clave Única de Registro de Población (CURP).
La violencia, discriminación y el trato incómodo se constituyen también como ‘focos rojos’ en la ruta hacia mejores condiciones de vida… y así es como aumenta la deuda que el Estado mexicano, autoridades y servidores públicos tienen con las mujeres y personas gestantes migrantes.
El estudio Necesidad y atención en salud sexual y reproductiva de mujeres migrantes en México encontró que:
Mujeres no embarazadas encuestadas descartaron buscar embarazarse durante su trayecto.
Estaba usando un método anticonceptivo.
Mujeres embarazadas consideró tener preocupación por el dinero.
Mujeres embarazadas reportó haber sufrido en mayor proporción violencia física.
Fuentes: El Colegio de la Frontera Norte (Colef).
La gestión menstrual digna supone que todas las niñas, adolescentes, mujeres y personas menstruantes tengan acceso gratuito a toallas sanitarias, tampones o copas menstruales. Sin embargo, la realidad para quienes se encuentran en procesos de movilidad es muy distinta.
“Uno de los mayores desafíos es el acceso mismo a los recursos necesarios para una gestión digna para la menstruación. En las estaciones migratorias no se les otorgan los suficientes suministros para poder realizar cambios adecuados de las toallas sanitarias”, reprocha la asociación Las Vanders.
Los insumos de la menstruación incluyen servicios y consejería para el período menstrual. Su ausencia constituye la violación al derecho humano a la salud integral.
Limitar el acceso a estos productos se traduce en ocasionar un daño a las mujeres y personas menstruantes migrantes al impedirles satisfacer sus necesidades básicas con dignidad.
Garantizar el acceso a la gestión menstrual digna es disminuir el estigma y mitos en torno a un proceso biológico de los cuerpos de las niñas, adolescentes, mujeres y personas menstruantes en condición de movilidad.
No es un secreto que el acceso a la salud para mujeres y personas gestantes en situación de movilidad en México cuenta con pendientes, desafíos y vacíos por resolver pese a que es un derecho que debe ser garantizado por el Estado.
En ese sentido, compartimos una serie de recomendaciones, definiciones y mapeo de actores de la sociedad civil que brindan servicios en materia de salud sexual y reproductiva.
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